Tanto va el cántaro a la fuente...
Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe.
El cántaro era una gran vasija - generalmente, de barro - que las mujeres llevaban a la fuente para cargarla con agua. Por supuesto, de tanto ir y venir desde y hacia la fuente, muchas veces se rompía. En la actualidad, se emplea para dar a entender que, ante la insistencia de una persona en determinada actitud, su suerte puede acabar y finalmente termina por provocar un contratiempo